miércoles, 8 de febrero de 2017

#DíaMujer&Ciencia: un cuento y una propuesta didáctica

Esta entrada participa en la LXIII edición del Carnaval de Química, alojada en el blog ‘Cardescu Web‘ de @CienciaNformas. Quiero agradecerle el audio que ha realizado de mi cuento http://www.ivoox.com/aporte-1-un-cuento-propuesta-didactica-audios-mp3_rf_17190275_1.html GRACIAS

Y también quiero agradecer las aportaciones que en comentarios están realizando docentes. Gracias a ellas esta propuesta didáctica mejora. GRACIAS


Cuando oí hablar del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y de la propuesta #EnClase11F me entusiasme con la idea. Quería colaborar pero... ¿cómo?

Pasaban los días y no se me ocurría nada, hasta que leí el cuento de Melli Toral "Historia de un pueblo muy periódico" que se publicó en el blog de Laura Morrón ¡Todo pareció encajar!

¿Por qué no usar  esa maravillosa idea, un contador de historias paseándose por las casicas de la tabla periódica, para diseñar una actividad con mis alumnos? ¿Y si la diseño abierta, del estilo a como hice mi propuesta didáctica #YoEstrellaCervantes, y así la podría aprovechar quien quisiera?

Bueno, yo he pensado lo que aquí presento y si a alguien le es útil que no dude en usarlo.

He redactado un cuento partiendo de la idea de Melli (se lo comenté y me animó a hacerlo, ¡Gracias Melli por tu generosidad!), pero mi diseño es algo distinto:

El contador de historias llega a distintas casicas del pueblo muy periódico, varios elementos le empiezan a hablar de una científica que fue importante para él y después los alumnos tienen que completar esa parte del cuento (la de ese elemento) realizando una búsqueda bibliográfica.

Más abajo comentaré las posibilidades didácticas que yo le veo. Ahora y sin más rodeos...

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El 11 de febrero en el pueblo muy periódico

 

Un 11 de febrero, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un nuevo contador de historias llegó a este pueblecico y se dirigió a la Plaza Mayor, allí donde un monumento explicaba qué se podía encontrar en cada una las casicas. Sacó su flautilla y comenzó a tocar para "llamar" a todos los del pueblo a la plaza.

Cuando ya no cabía ni un alma en la Plaza Mayor dijo así:

- Hoy me gustaría conocer historias de mujeres que hayan sido importantes para vosotros -un murmullo generalizado se extendió, hablaban unos con otros, parecía que todos querían intervenir-. Por favor, levantad la mano aquellos que creáis que tenéis historias "interesantes" para mí.

Fueron muchos los que levantaron la mano, pensó que no podría escucharlos a todos. Tomó nota de algunos nombres y empezó a recorrer el pueblo.

Decidió empezar por Oxígeno, uno de los que llevaba apuntados. Vivía en la casica número 8 de este pueblo muy periódico.

 

Oxígeno vivía en la calle «Anfígenos» del barrio «No Metales»

- ¿Se puede?

- Adelante

- Hola. Buenos días. ¿Me gustaría saber por qué ha levantado la mano?

- Tanto Hidrógeno como yo hemos pensado que quizás querría escuchar la historia de Marie-Anne Pierrette Paulze. Ella era la esposa del famoso Lavoisier, que fue el que nos puso el nombre que ahora tenemos.

- Quizás me interese. Dígame por qué es interesante Marie-Anne.

- Ella era una estrecha colaboradora de Lavoisier, él no sabía idiomas y ella le traducía la correspondencia, colaboraba en la redacción de informes, artículos, cartas... e incluso cuando murió decapitado Lavoisier, ella continuó escribiendo libros de química y realizando reuniones científicas en su casa. Tristemente, hasta hace bien poco, la Historia de la Ciencia solo le reconocía sus estupendos dibujos de laboratorios e instrumental. Cosas del machismo que por desgracia ustedes los humanos nunca han podido erradicar.

- Pues es verdad que es una historia interesante. Cuénteme más de Marie-Anna.

Oxígeno continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Cuando terminó de hablar con Oxígeno, bajó por la calle «Anfígenos» y paró en la siguiente casica.

 

Era el hogar de Azufre, el número 16 de aquel peculiar pueblo. Era peculiar por muchas cosas; por ejemplo, la numeración de las casas no iba por calles, como ocurre en nuestros pueblos y ciudades, en este pueblo cada casica tiene un número y ninguna casica tiene el mismo número aunque estén en calles distintas.

- ¿Hay alguien en casa?

- ¡Sí! ¿Qué hace usted aquí?

Azufre estaba irritado, no había levantado la mano y no entendía por qué aquel "intruso" le había molestado. El contador de historias, acostumbrado como estaba a salirse con la suya utilizando solo su fino pico, no se amedrantó y le dijo así:

- Azufre, amigo, no se sulfure. He pensado que quizás, siendo como es uno de los 12 que más tiempo llevan viviendo en este pueblo, tendrá historias antiguas que contarme. Siempre es agradable escuchar las viejas historias que atesoran nuestros mayores.

- La verdad es que puedo contarle historias desde mucho antes de nuestra era. Es agradable que alguien tan joven como usted se pare a escuchar las batallitas que yo pueda contar.

- Pues cuente, que yo le escucho.

- Mire usted, le voy a contar cosas de María la Judía, una científica que vivió unos 200 años antes de Cristo. No recuerdo bien las fechas, la memoria que a veces me falla, usted me entiende ¿no?

- Le entiendo, no se preocupe.

- Como le iba diciendo, María era una gran experimentadora, si hasta inventó "el baño María" que todavía usamos. ¡Jo! otra vez me he despistado, continuo. María también inventó el kerotakis, un aparato donde investigó los vapores que desprendíamos mis amigos de toda la vida y yo, esos con los que todavía me junto para jugar al dominó: Arsénico y Mercurio.

Azufre continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Cuando terminó de hablar con Azufre, continuó bajando por la calle «Anfígenos». Pero no había andando mucho, de hecho era la casa siguiente, cuando le llamó la atención el nombre del inquilino de la casica número 34: Selenio.

 

Aunque Selenio no le había dicho que pasará por allí, el contador de historias pensó: "seguro que tiene alguna historia, su nombre significa <<Resplandor de la Luna>> y la Luna en la mitología grecorromana era el símbolo de la mujer". Ni corto ni perezoso llamó a la puerta

- ¿Está Selenio?

- Yo soy. Creo que se ha equivocado, yo no he levantado la mano.

- No, no me he equivocado, he pensado que como su nombre es símbolo de la feminidad...

- No sé, no sé. Es cierto que mi nombre significa eso, pero me lo pusieron para distinguirme de mi vecino de más abajo, Teluro, que como seguro sabe significa Tierra. Por cierto, si lo que busca es ese tipo de asociación, sepa usted que Vanadio es la diosa de la feminidad en la mitología escandinava.

- No, la verdad es que no es eso lo que busco. Disculpe las molestias.

- Espere buen hombre, espere. Usted lo que quiere es que le cuente historias de mujeres que signifiquen algo para mí, y yo le puedo hablar de muchas de ellas.

- ¡Genial! Cuénteme, cuénteme.

- La verdad es que, como me pusieron de nombre <<Resplandor de la Luna>>, me he interesado mucho por la Astronomía. Y en la Historia de la Astronomía hay muchas mujeres. Por resaltar algunas de ellas tenemos a En'Heduana, que hacía calendarios en la Antigua Mesopotamia; a Aglaonike, que predecía eclipses en tiempos de los Griegos; a Hipatia de Alejandría, que fue la científica más grande de la antigüedad, astrónoma y matemática y que fue asesinada por hordas de descerebrados que odiaban el conocimiento; a Henrietta Swan Leavitt, que encontró la relación existente entre luminosidad y oscilación de luminosidad en unas estrellas determinadas, relación que sirvió para calcular cuán lejos estaban de nuestra galaxia las otras galaxias; a Jocelyn Bell, a la que injustamente no se le premió con el Nobel, dándoselo a su director de tesis, cuando fue ella la que encontró los púlsares...

- Pues, sí que conoces, sí que conoces. Háblame un poco más de Hipatia, por favor.

Selenio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Cuando terminó de hablar con Selenio, continuó bajando por la calle «Anfígenos». Pasó por delante de la casa de Teluro, recordando lo que le había dicho Selenio y llegó hasta la última casica de esta calle, la casica del Polonio, la número 84. La casica de polonio ya no estaba en el barrio «No Metal», la calle que empezó en ese barrio penetraba en un nuevo barrio, uno de los denominados «Metálicos».

 

Polonio era uno de los que había levantado la mano. En realidad la había levantado junto con Radio, Curio y Torio. El contador de historias había quedado con los cuatro en la casica de Polonio, ya que estaba cerca de la Plaza Mayor.

Curio y Torio vivían en el barrio «Metales. Tierras Raras», para más inri en la calle «Actínidos», la más alejada, sus casicas eran la número 96 y la número 90 respectivamente.

La casica de Radio estaba, más o menos, a la misma distancia de la plaza que la de Polonio, pero en la calle «Alcalino Terreos», del barrio «Metales Alcalinos y Alcalino Terreos», justo en el extremo opuesto del barrio «No Metales»

- ¿Se puede?

- Adelante -dijeron cuatro voces al unísono-. Siéntese, siéntese, nosotros le vamos a hablar de Marie Sklodowska-Curie.

- ¿Los cuatro?

- Pues claro, probablemente ha sido la mujer científica más importante de todos los tiempos, ¡si hasta tiene dos Premios Nobel! Siéntese, siéntese -me dijo Curio-. Mi nombre me lo pusieron en honor a ella y su marido, aunque ellos no me descubrieron. A los que sí descubrieron, trayéndolos a nuestro pueblecico muy periódico, fue a Polonio, al que le pusieron el nombre por la tierra natal de ella, y a Radio. Por otro lado, Torio le agradece a ambos que descubrieran algunos de sus superpoderes, Torio y todos nosotros somos radiactivos.

- Contadme más de Marie Skolodowska-Curie, contadme más.

Los cuatro continuaron contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Cuando terminó de hablar con los cuatro, se puso a callejear por este nuevo barrio. Decidió seguir el consejo de "los forofos de Marie Skolodowska-Curie" y visitar a Aluminio.

 

Aluminio también había levantado la mano, pero el contador de historias no sabía por qué le habían recomendado que lo visitara. Aluminio tenía el número 13 en la puerta.

- Buenas. ¿Puedo pasar?. ¿Es usted Aluminio?

- Buenas. Le estaba esperando.

- Imagino. No tenía muy claro si iba a pasar o no, pero Polonio, Curio, Torio y Radio me han dicho que no dudará en venir a verle, me han dicho que también podría acercarme por casa de Boro.

- Jajaja… Ha hablado con los fundadores del Club de los Curie. Boro y yo también somos miembros. Jajaja… En realidad yo le iba a hablar de otras mujeres científicas, pero viniendo de donde viene… ¡Le hablaré de Irène Joliot-Curie!

- ¿Otra Curie? ¡No dejáis de sorprenderme!

- Irène era hija de Marie. También tiene un Premio Nobel, en su caso por sintetizar los primeros átomos radiactivos artificiales. ¿Adivina cómo lo logró? Ni más, ni menos, que lanzando contra mí, y contra mi amigo Boro, partículas alfa, es decir, ¡Helio sin electrones! uno de esos elementos del selecto barrio «Gases Nobles», jajaja...

- Iréne Joliot-Curie, Iréne Joliot-Curie… cuénteme más sobre ella, cuénteme más.

Aluminio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Cuando terminó de hablar con Aluminio, siguió paseando. Decidió que se iba a ir a dar una vuelta por el barrio «Metales de transición».

 

Al pasar por delante de la puerta de Mercurio, la número 80, se acordó de María la Judía. Como Mercurio había levantado la mano decidió entrar a ver si era de María la Judía de la que quería hablar.

- Hola.

- Hola.

- ¿Mercurio?

- Así es.

- Quería preguntarle si era de María la Judía de quien quería hablarme.

- María la Judía... ahora que lo dice algo recuerdo. La verdad es que tengo problemas de memoria. Yo en realidad quería hablarle de Marie Meurdrac. Pese a mis pérdidas de memoria, a ella la recuerdo porque tengo su libro en casa y lo leo de vez en cuando. Cuando preguntó usted por mujeres importantes para nosotros, yo pensé inmediatamente en la primera mujer que escribió un libro de química específicamente diseñado para mujeres "Química caritativa y fácil para mujeres". Era un encanto de mujer y tanto Antimonio como yo le estamos muy agradecidos porque nos dedicó un capítulo a nosotros.

- Pues cuénteme más de ese encanto de mujer. Cuénteme.

Mercurio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Al salir de la casica de Mercurio vio la casica de Oro y fue hacia ella.

 

La casica de Oro era el número 79, pero había puesto un gran 1 en el felpudo de la entrada. La puerta estaba cerrada, tocó el interfono y una cámara lo enfocó. Se abrió la puerta y pasó por un detector de metales. Todo muy raro, la verdad. Por cierto, la decoración era muy hortera: medallas, trofeos, monedas, lingotes...

- ¿Se puede?

- Claro que se puede, no ha visto que le he abierto la puerta blindada.

- Buenas, Oro ¿podría decirme qué mujeres han influido en su vida?

- Más bien soy yo el que ha influido en la de ellas. En la de ellas y en la de todos los seres humanos. Soy el más deseado, ha habido guerras por el deseo que sienten hacia mí. ¡Soy el Number One!

- Pues mire, le veo un poco tonto, creo que me voy a ir.

- Usted mismo. Yo creía que le interesaría oír hablar de probablemente la científica española más importante de la actualidad.

- Le escucho, pero déjese de pedanterías por favor.

- No lo puedo evitar, soy un metal noble, sabe usted. Ustedes los humanos siempre me han hecho sentir superior. ¡Es obvio que me lo tengo que creer! Le cuento. La científica de la que estoy dispuesto a hablarle es Margarita Salas, a la que engalané cuando le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo en el 2005. Margarita es bioquímica y trabajó con Severo Ochoa en Estados Unidos. Pertenece a la Real Academia de la Lengua Española, a la Academia de las Ciencias de Estados Unidos... Tiene múltiples premios pero seguro que él que más aprecia es la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.

- Muy creído te lo tienes tú, muy creído. Pero siga contando, siga contando.

Oro continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Al salir de la casica de Oro estaba realmente cansado. Era un pedante y cansaba mucho oírle, aunque le gustó lo que le contó de Margarita Salas. Decidió ir a hablar con Meitnerio.

 

La casica de Meitnerio era la número 109 de este pueblecico tan particular. Estaba cerca de Oro y el contador de historias se "olía" que era una historia importante la que le esperaba.

- Se puede.

- Adelante. ¿Sabe por qué levanté la mano?

- No, no lo sé.

- Porque soy el único, de los descubiertos por una mujer, que tiene por nombre el nombre de su descubridora. Como sabrá, Curio no fue descubierto por Marie Skolodowska-Curie, se lo pusieron en su honor, pero no lo descubrió ella. A mí mi descubridora, Lisa Meitner, sí pudo ponerme su nombre.

- ¿Lisa Meitner? Hábleme sobre ella

- Resulta que Meitner me descubrió, pero no se le concedió el Nobel. Muchísimos científicos de su época, y también muchísimos historiadores de la Ciencia, consideran que es un evidente ejemplo de injusticia cometida sobre una mujer científica por los Premios Nobel. No es el único ejemplo, seguro que ya habrá escuchado otros.

- Después de todas las historias que se me están contando, no deja de sorprenderme que, pese al machismo de la sociedad, haya tantas mujeres científicas importantes. Me pregunto qué ocurriría, en todos los sentidos, si existiese más igualdad entre los dos sexos. Cuénteme más sobre Lisa Meitner, por favor.

Meitnerio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Cuando Meitnerio terminó, el contador de historias continuó andando hacia la casica de Renio.

 

Como la puerta de Renio estaba abierta, la número 75, nuestro contador de historias se asomó.

- ¿Hay alguien en casa?

- Pase, pase, la casica es mía. Mi nombre es Renio y me lo puso Iva Eva Tacke. Ella, junto con su marido, me descubrieron hace unos 100 años. Era una chica impresionante. ¿Sabe usted que también fue la primera que "imagino" que los átomos podían sufrir fisión nuclear? Una chica impresionante, una chica impresionante...

- Pues no lo sabía. La verdad es que estoy escuchando muchas historias impresionantes.

- Mire usted, ella también descubrió el Tecnecio, y le puso de nombre Masurio, pero como no llegó a confirmarse su hallazgo al final no se le atribuyo el mérito.

Renio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Cuando terminó de hablar con Renio decidió visitar solo una casica más, la de Francio.

 

Llegó a la última casica de la calle «Alcalinos» del barrio «Metales alcalinos y alcalinoterreos», la número 87. Francio estaba esperándolo y lo recibió con un "bonjour"

- Hola, Francio. Cuénteme su historia.

- ¡Oh, monsieur! A mí me descubrió Marguerite Perey, una física francesa que fue la primera en formar parte de la Academia de Ciencias Francesa. Sin duda la primera debería haber sido Marie Sklodowska-Curie, pero cuando debería haber entrado la gente era muy puritana y ella no se ajustaba a los patrones del machismo de aquella época.

- Sí, ya me lo contaron en la casa de Polonio. Cuénteme algo de Marguerite Perey, que de ella nadie me ha hablado.

Francio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.

Cuando terminó de hablar con Francio decidió que ya no podía más.

 

El contador de historias otro día volvería y seguiría aprendiendo más.

Cuando abandonaba este pueblecico muy periódico pensó:

“Seguro que el primer contador de historias vuelve, seguro que yo volveré, seguro que otros nuevos contadores de historias volverán a este pueblecico muy periódico, ¡es una mina de historias que todavía está por explotar!”.

Y también pensó:

“Seguro que hay muchas más historias de mujeres pero, de momento, hoy me tendré que conformar”.

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Las posibilidades didácticas que le veo son varias:

· Por un lado existe una versión de solo lectura para los que solo les interese que sus alumnos lean (esa es la versión que has podido leer en este post). Descargar aquí

· Existe otra versión mucho más interesante. Es la diseñada para que se pueda completar el cuento entre todos los alumnos de una clase. Descargar aquí

Cada alumno (o grupo de alumnos) se encargaría de completar una parte.

Se les puede pasar una pequeña prueba después para ver si han aprendido algo (yo recomiendo un tipo test diseñado por los mismos alumnos -cada alumno prepara preguntas tipo test de la parte que le ha correspondido, 5 preguntas por ejemplo-).

· Por último existe una versión para yincanas. Es la que primero se me ocurrió y espero que guste porque quiero que se haga en el colegio de mis hijos. Descargar aquí (está versión es ligeramente distinta a las anteriores, ya que no existe visita número uno, cada uno de los grupos que participan en la yincana comienza en un puesto distinto, cada vez que acaban en un puesto avanzan al siguiente de un circuito cerrado preestablecido)

La idea  de la yincana es la que me parece más atractiva: se establecen distintos puestos donde se leerán partes del cuento (completado con las contribuciones de los alumnos) y a otros alumnos se les pregunta en cada puesto una batería de preguntas preparadas también por los alumnos responsables de esos puestos.

Pensemos, por ejemplo, que realizamos la yincana en un colegio:
Los alumnos de 6º pueden trabajar, tras la búsqueda de información de la científica, la redacción del cuento y la redacción de preguntas tipo verdadero/falso (preguntas que versarán sobre la parte que les ha tocado)
Por otro lado, también los de 6º montarán/desarrollarán la yincana con los de 2º, 3º y/o 4º.
El maestro de 6º podrá evaluar: la búsqueda de información, la redacción de texto y preguntas, el trato que dispensan a los alumnos de cursos inferiores y la gestión de su puesto.
El maestro de cursos inferiores podrá evaluar: el interés, el comportamiento, la atención...
Incluso, si nos ponemos espléndidos, podemos pedir a los alumnos que decoren los puestos.


En resumidas cuentas, si algo de lo que he colgado os es útil, usadlo.

 
Y no me quiero despedir sin darle las gracias nuevamente a Melli Toral, una gran profesora que comparte ideas y nos hace soñar a todos.
 
 

11 comentarios:

  1. Estupendo cuento! Me aprovecho de esa yincana con tu permiso
    Muchas gracias JC García-Bayonas

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    1. Genial!

      Cuando la desarrolles, me comentas. Y si haces post o encuentras errores ¡AVISA!

      Gracias y saludos.

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  2. Como me ha gustado mucho he decido hacer una evaluación del texto
    Me ha costado casi más publicarlo que hacerlo pero ahí está:
    http://11febrero.esy.es/

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    1. Muchísimas gracias.

      Lo acabo de utilizar con mis alumnos en una actividad que estamos realizando usando el cuento.

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  3. Ya me encantó el cuento de Melli cuando lo leí en el blog de Laura, y ahora me encanta la idea de utilizarlo para visibilizar mujeres en la ciencia.
    Tabla periódica, científicas y juego!!! Se puede pedir más??

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    1. En mi insti, en la clase de cult. Cientif. de bach, hemos hecho una "expo-interactiva", "ABCDari de DONES en CTEM" "Destapa-les. Descobrix-les", una cintífica por cada letra del abcdario, una cartulina doblada para cada científica, en la portada de la cartulina, el nombre, una imagen y la disciplina, y al abrir, "destapar" la caftulina, breve texto informativo e imágenes relacionadas con el trabajo de dicha científica y, para que sea interactiva, hemos prparado sopas de letras y crucigramas, para utilizar cada profesor/a con su clase, los crucigramas stán ocultan los nombres de 10 científicas que el alumnado tendrá que descubrir siguiendo las pistas propuestas y que podrán localizar en la exposición. Os lo cuento por si os gusta la idea
      Lo hemos preparado contrarreloj pero ha quedado bastante chulo. He colgado algunas fotos en twitter @isabelperis23

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    2. Lamento haber tardado en contestar (liado, siempre liado).

      Gracias por tus comentarios.

      Me ha parecido genial vuestra actividad, creo que es muy didáctica=entretenida+motivadora+formadora... Y me gusta aun más que se puede preparar a contrarreloj ;-)

      Saludos Isabel

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  4. Simplemente ... brillante

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    1. Reconozco que me gusta tu comentario, simple y alagador. ¡Y encima el comentario es anónimo! Se puede pedir más.

      Gracias, de verdad.

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Este blog pertenece a un profesor de Ciencias que ha decidido divulgar, pero eso no quiere decir que no me pueda equivocar y que no tenga defectos.

No me paro mucho (algo sí) a revisar los post porque me cansaría pronto del blog. Por ello puede haber algún "error gordo". No te cortes, si lo encuentras me lo dices, gracias a vuestros consejos podré mejorar.

Por cierto, divulgo por dos razones: para explicar cosas que creo que son importantes y para aprender a explicarlas mejor. Ah! y porque me divierte.

Un saludo. Te invito a comentar